Como en la distinción de géneros anterior, ahora voy a
separar las actividades en prosa, en verso y en género dramático:
La actividad en prosa se basa en dar unas palabras y
construir una historia donde aparezcan en algún sitio del texto y donde
escribamos lo primero que nos venga a la cabeza. En este caso las palabras son:
caracol, organización escolar, volcán, chillido y abrazos.
Un día se cayó, y no fue durante el día sino por la noche,
además no fue hace mucho tiempo. En el momento después de la caída no le dolía,
pero cuando yo lo vi creí que tenía que hacer una visita al hospital, aunque él
no quiso. Pasó el tiempo y salió un moratón, por lo que fuimos al señor doctor
a la velocidad de un caracol; nos atendieron lentos porque no
habían estudiado organización escolar, bueno, ni escolar ni de
ningún otro tipo. Mi amigo lloraba de dolor y estaba ardiendo, caliente como un
volcán en erupción. Le solté en un asiento, donde se desesperaba
por la espera y soltó un chillido para llamar la atención y que
nos recibieran antes. Entró en la consulta, pero al salir ya no tenía nada ¡era
un milagro! ¿Qué estudiarán estos médicos?
Para celebrarlo bien dimos
numerosos abrazos y nos fuimos a tomar una cerveza al bar de la
esquina.
Mi creación en verso trata sobre las flores: partiendo del
inicio de una frase comparativa se añade un final en cada verso. Ejemplo:
Las flores son como el arcoiris.
Las flores son como mariposas agarradas.
Las flores son como piruletas.
Las flores son como perfumes.
Las flores son como una caja de lápices de colores.
Las flores son como una alfombra multicolor.
Las flores son como molinillos de viento.
Las flores son como pendientes en los balcones.
El ejercicio de la técnica consiste en imaginar una
situación, unos personajes y describir lo que sucede con diálogos o sin ellos,
ya que su función es ser representada, en este caso sí hay diálogos.
Situación: en el recreo del colegio los niños están jugando
al fútbol, cuando Álvaro (uno de ellos) le da un pelotazo a Isabel (una niña
que está fuera del campo). Y Álvaro se acerca a pedirle perdón.
ÁLVARO: Isabel, ¿estás bien? Lo
siento.
ISABEL: ¡Jolín!
Podías haber tenido un poco de cuidado que siempre me das a mí.
ÁLVARO: Eso no es verdad, pero
si te doy tanto será porque quiere el destino.
ISABEL: Pues
dile a tu amigo “Destino” que no sea tan gracioso.
ÁLVARO: Yo lo siento, no volverá
a pasar. ¿Me perdonas?
ISABEL: Sí,
pero déjame en paz ya.
Sigue el recreo cuando Álvaro
vuelve a chutaaaaaaaaaaar y... le vuelve a dar a Isabel. Mientras ella se
levanta del suelo Álvaro vuelve a acercarse a pedirla perdón.
ÁLVARO: Isabel lo sien...
ISABEL: ¡Ya
vale señor destino!
ÁLVARO: Pero yo no quería...
ISABEL: ¡Se acabó! ¡Déjame en paz! Ya no pienso
volver a hablarte en la vida, y en cuanto vea a la profe pienso chivarme.
Isabel se marcha y Álvaro se
queda pensativo.
Está a punto de acabar el recreo
cuando Álvaro se acerca a Isabel que todavía no ha encontrado a la profesora, y
saca de detrás de la espalda una flor...
ÁLVARO: Solo vengo a darte esta flor y a pedirte
disculpas, no quiero que me perdones. Lo siento y adiós, porque no nos
volveremos a ver por el castigo de la profe.
ISABEL: No, espera Álvaro, no estoy enfadada
contigo, porque me podías haber dado el pelotazo a mi o a otra persona.
ÁLVARO: ¿Entonces no te vas a chivar ni
me van a castigar?
ISABEL: Por
el pelotazo no, a lo mejor si haces otra cosa sí.
ÁLVARO: Pues
algo habrá que hacer. Me voy, y lo siento otra vez.
En los
siguientes recreos Álvaro no jugó al fútbol sino que le llevó flores a Isabel y
jugó con ella.
Perfecto.
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